Thursday, February 24, 2005

El mensaje perdurará siempre

Desde los entresijos del satélite me he quedado mirando fijamente a la gran bota italiana que ahora duerme allí abajo.
El mundo entero está pendiente de un diminuto anciano sobre el que descansa todo el movimiento católico.
Su bondad se mezcla con el heroísmo en una época en que se oyen miles de voces pidiendo a coro su jubilación, mientras en su interior se libra la batalla de la supervivencia a imagen y semejanza del mensaje de amor luchando contra la apatía moral de la humanidad.
Echando la vista atrás sobre todo lo que he vivido -que no es poco-, el mensaje de amor que predican algunos es como la energía de este mundo: ni se crea ni se destruye, tan sólo se transforma a través de los siglos.
Aun así, hoy mis dos aperdigonados ojos se humedecen poco a poco, poco a poco...

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