Tuesday, March 01, 2005

Cuando el corazón se acelere, sube conmigo

El pequeño utilitario había apurado lo suficiente para cruzar el semáforo en ámbar, tirando a rojo.

La camioneta de reparto arrancó con el claxon apretado hasta el fondo, recriminando al infractor de manera desmesurada.

Y claro, 100 metros más adelante coinciden en el siguiente semáforo, uno al lado del otro, para proseguir un intercambio de insultos y aspavientos.

-Te tenía que haber estampado, desgraciado.

-Anda que te den, anormal.

-Esta ciudad está llena de inútiles. Os deberían de matar a todos.

-A ver si me dices eso fuera de la mierda de furgoneta que llevas...

Buen momento para revolotear entre los dos vehículos y ascender seguidamente hacia las nubes, atrayendo sus miradas... en un intento por relativizar ese momento.

La temperatura de la discusión desciende súbitamente...

-Venga, vamos a calmarnos...

-Hombre, es que no se puede ir saltando uno los semáforos...

-Por dos segundos de espera no pasa nada, pero de todas maneras disculpa, hombre...

Mientras, yo seguí ascendiendo hasta el satélite, para seguir viendo el mundo desde mi mirador.

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